43

¿Sabes cuál es el problema de ser fuerte?  Exactamente ese, serlo.
La gente de tu alrededor, sin darse cuenta, pone las expectativas demasiado altas, esperan demasiado de ti.  Por algún extraño motivo piensan que es imposible que te derrumbes, y en vez de hacerte el camino más o menos fácil, te ponen piedras con las que tropezarte. A parte de tus propios problemas, esperan que les ayudes con los suyos, porque total, "tu puedes con eso y más". 

No soy fuerte, solo le echo huevos. No estoy bien, pero se me da de puta madre fingir que sí. 

El problema de ser fuerte, es que cuando te haces añicos, nadie lo ve.

17.

Las imágenes que representan a una persona con un agujero en el pecho me personificaban a la perfección, pues después de todas esas batallas pérdidas contra el amor, ahí no quedó absolutamente nada. Y más al fondo, ahí donde residía lo mejor de mí, no quedó nada salvo ruinas, a las cuales me acostumbré y acabaron resultando más que cómodas. No tenía ninguna intención de reconstruirme, mi propósito era que todo aquello quedará como zona inhabitable en una eterna tormenta para ver si la lluvia se llevaba los restos de que ahí, alguna vez, hubo guerras por amor.  Pero las nubes de mi interior se abrieron y aparecieron rayos de luz que iluminaron todo de mí. Apareciste tú, inundando todo de calma y ofreciéndome la oportunidad de volver a reconstruir aquella desolación. ¿Y ahora qué? Maldita sea, me estoy enamorando, y es aterrador. Anulas todas mis barreras, si es que alguna vez estuvieron ante ti, haces que quiera sacar lo mejor de mí para hacerte feliz, porque joder, no hay nada que me reconstruya más que hacerte sonreír. Y ya es tarde para huir, demasiado. No soy capaz de imaginar un futuro sin ti, chica perdida. 

He tardado 22 años en encontrarte y ni en broma pienso perderte, tú decides cómo quieres que lo hagamos, pero la opción de que cada una siga por su camino es inviable. No te pido un para siempre, pero hagamos que por lo menos merezca la pena. Así que, esto es oficial, en tus manos dejo la cajita que conserva el polvo que es mi corazón, en ti esta la opción de que resurja y vuelva a latir con fuerza o de que termine por desaparecer. 

Si pudieras volver atrás y hablarte(me)...

Estudia, maldita sea, estudia, aunque tu casa se caiga a pedazos, aunque todo se desmorone, estudia, no pongas como escusa el caos en el que vives, porque no es culpa tuya. No debes sentirte culpable ante algo que tu no dominas, son las decisiones de esos malditos adultos las que, por el momento, controlan tu vida. No busques mas motivos para hundirte. Estudia, en serio, se que crees que no vale para nada aprender toda esa mierda que no aplicaras en tu vida, pero es la mejor vía de escape para ser algo y poder irte de allí.

Nunca mientas, no repitas sus mismos errores, ni te obsesiones con que acabarás igual que ella, no tiene porque ser así si te esfuerzas en ello.  Se siempre tú, aunque al resto de la humanidad no le guste.
Se que ahora te sientes terriblemente sola, dolorida y solo quieres que todo acabe, pero créeme cuando te digo que habrá personas que te sacaran de ese pozo, y nunca mas volverás a entrar.


No lo des todo en el amor, reserva aunque sea un pedazo de tu corazón, porque va a ser terriblemente pisoteado. Cupido no sabe (quiere) tratarlo bien, y te mandara contra huracanes con falsa calma. No temas. Siempre acaba saliendo el sol.  Pero aun así, ama, ama con todo de ti, pero sin perderte. Eres lo mejor que tendrás nunca y la única que estará ahí hasta el final.  Quierete, de verdad, quierete, abraza tus defectos, aceptalos, y así nadie podrá usarlos en tu contra. Pero no te hagas una muralla impenetrable, deja una grieta, siempre habrá alguien que la atravesará y quien sabe, quizá haga algo bueno.  La esperanza es lo ultimo que se pierde. 

Vive, vive y vive, nunca dejes de hacerlo, nunca volverás a tener esta vida, y en cierto modo es una pena. 

Lucha hasta el final.

Polvo.

Es curioso porque no me duele, es simplemente un zumbido lejano molesto. Y no sé si debería preocuparme. Quizá de tanto apostar y perder en eso del amor, ya no duele cada vez pierdo. 

La costumbre.

No te echo de menos, pero muchas veces me sorprendo pensando en ti, en qué estarás haciendo, en si te irá bien o si estarás bien. Sé que no lo estas, pero deseo qué pronto lo estés, que te perdones, yo ya lo he hecho. 
Pienso en ti como algo lejano, lo cual es estúpido porque tan solo hace una semana que todo termino, al menos para el resto del mundo. Tú y yo sabemos que todo acabo mucho antes de que ninguna dijera nada, sin darnos cuenta. Quizá por eso al pensarte te veo tan lejos, quizá por eso no me dueles tanto como deberías. O quizá soy yo, y el polvo que me queda por corazón, que ya no funcionamos como deberíamos. 
No lo sé, pero a veces imagino que te abrazo y que esa calma única e irrepetible vuelve a mí, aunque sea por un segundo.
¿Sabes? Tu te quiero continua debajo de mi mesa, por algún extraño motivo me reconforta saber que sigue ahí, es la única prueba tangible que tengo de que ese sentimiento existió, y no quiero olvidarlo. Nunca he sentido un amor más puro y sincero que el tuyo, y ojala algún día lo encuentres para ti, lo mereces. Y ojala algún día yo pueda comprarme un corazón, porque el hueco que ha dejado tu ausencia no va a poder llenarse con nadie, porque todos estamos rotos y para llenarme con ruinas ajenas me quedo con mis restos hechos polvo. 

Aun te quiero con cada granito de arena de mi corazón.

12.

No has sido mi único pensamiento, a lo largo de los días mi corazón ha sido un punto de paso para muchas personas, cada una ha dejado su marca antes de irse, borrando poco a poco la tuya. 

La herida con tu nombre no es más que una lejana huella con muchos arañazos encima.

A lo largo de estos días he besado muchos labios, he fingido que todos esos abrazos y caricias me llenaban tanto como los hacías tú. Lo necesitaba, necesitaba decirme que puedo vivir sin ti, que no te no necesito, que no eras tan especial como parecias. Que podría encontrar lo mismo en cualquier lugar de la ciudad.

Todo mentiras

Pero algo ha cambiado, anoche salí con la idea de siempre: llenar mi corazón de basura par borrar tu aroma. Y sin quererlo me encontré con una rosa sin espinas. Me trasmitía tanta paz y calma, que durante unos instantes mi marchito corazón la confundió contigo. Y se dejo llevar.

Mis sabanas
Mi ropa
Y yo
Aun olemos a ella. 
Me ha llenado de tal manera que ahora que ya no está, me ha dejado el doble de vacío en mí del que dejaste tú.

Ahora no tengo el corazón simplemente roto, sino también dividido en dos.

8.

Hoy he vuelto a leer el mensaje que me escribiste en año nuevo, recuerdo perfectamente ese día, mi sonrisa al mirar el móvil, las ganas de comerte a besos… y lo que daría ahora por volver a ese momento.
Hoy he vuelto a perderme en cada palabra, y no sé qué echo más de menos, si lo que sentía por ti en ese momento, o lo que sentías por mí en ese momento. El tiempo ha pasado para las dos, pero me hubiera gustado que todo hubiese seguido por esa línea. En cambio estoy tumbada mirando al techo sin dejar de pensar en ti, acojonada por no saber cómo reaccionar cuando llegue el momento en el qué mi móvil vibre con tú decisión. Debería estar pensando en qué quiero yo sea cual sea lo que quieras tú, pero mis pensamientos se han quedado atascados desde el aquel fatídico domingo, y no hay nada que los haga reaccionar.
A veces me sorprendo pensando en ti, en las ganas de besarte, de volver entre mis sabanas y repetir una y otra vez la suerte de saltar por el precipicio de tus caderas. También me sorprendo al no echarlo de menos, es más una necesidad que a veces me invade sin avisar, pero que luego desaparece al recodar que hace mucho que no estás aquí, mucho antes de que decidieras irte.
No sé, no tengo claro que pasa contigo, conmigo, pero sé que no estoy preparada para afrontarlo. Entraste en mí pisando fuerte, creando calma y espantando miedos. Ahora solo queda un vacío y acompañado por el polvo que queda de las ruinas de mi corazón. Las pesadillas han vuelto y me dan más miedo que nunca.

Te quiero, no sé si seré capad de volver a decírtelo, pero no quiero que lo olvides. A pesar de todo has sido el mejor laberinto en el que me he perdido nunca, y a pesar de no haber podido descifrarte, me siendo afortunada de haber podido intentado. Me hubiera gustado haber crecido más contigo, haber podido descubrir más, descubrite más. 
Cuidate, cuida de los restos de mí que quiero guardar en ti, al fin y al cabo, no sé me ocurre un lugar más seguro que un laberinto como tú. 

Dolor

Si miras atentamente mis brazos, veras unas líneas blancas que en su momento fueron heridas abiertas. Cada una representa un pensamiento que no paraba de atormentarme. Intentaba que el dolor físico callara el dolor de dentro.

Nunca lo conseguí.

Si miras a mi pecho, ahí donde la anatomía dice que está el corazón, no verás nada, pero si te paras a escuchar, no escucharas nada. Y si me partes el pecho en dos para poder mirar más a dentro, sabrás que en mi interior hay un corazón hecho pedazos.


¿Qué latido puede ofrecer algo roto?

Muriendo

Esto empieza a superarme.

Todas mis noches son la noche más larga de mi vida, el frío del invierno se ha colado en mis sueños, y por las mañanas me cuesta fingir que aún tengo valor para seguir.

Mis días pasan rápido, como fotocopias saliendo a toda pastilla.

La gente de mí alrededor intenta arroparme con su calor y yo no paro de tirarme de lleno en el frío del invierno.

A veces me cuesta entenderme.

No te imaginas cómo cuesta engañarse(me) a veces.

Mientras no paro de cortarme con los pedazos de mi corazón, soy incapaz de perder la esperanza en creer que podré frenar la hemorragia de mi interior.

Mi vida se me escurre entre los dedos y no puedo hacer nada por evitarlo.


Y la oscuridad me invade otra vez.

Muros

Hay personas que son realmente fuertes, que aguantan todo lo que las eches encima, muros agrietados contra los que la vida se da una y otra vez.

Otras no lo son para nada, pero aguantan todo igualmente, aunque ellos van rotos por la calles, escombros que se arrastran soñando con ser muros algún día.
                     

Y a veces no sé si soy de los primeros o de los segundos.

Enjaulados

Cuando te enamoras te conviertes en una persona egoísta, casi sin darte cuenta, a veces sin querer. Entras dentro de la vida de la otra persona como un huracán, arrasando todo a tu paso, sin pensar que antes de llegar había una vida sin ti. Y ahora pretendes cambiar todo, incluso a la persona. Esperas que amolde todo a ti, que tú seas su prioridad y que le den al resto de mundo. Intentas aislarte con ella, exprimir vuestro amor entre paredes acorazadas para que no entre nadie más, enjaulados. Eso no es querer. No puedes pretender que por el simple hecho de tener su corazón en tus manos debas apuntarle con un puñal para que baile entorno a ti. No, eso no es amor. Debes de entender que acabas de llegar, que en tus manos sujetas un corazón demasiado frágil, demasiado roto, que te lo ha dado a ti, con la esperanza de que no lo rompas más, sino que lo cures. Así que en vez de querer poseerlo, cuídalo, demuestra que ha elegido bien. 

.180

La vida es una mierda y las personas los somos aún más. 
Es difícil encontrar a alguien en este puto mundo que realmente merezca la pena, 
que no tenga una doble cara.

En un mundo donde ser un hujx de putax está a la orden del día ser buena persona es un acto revolucionario, y una putada muy complicada.
  
Que sí, que la vida es una mierda y hay más personas tristes que gente feliz, por eso cuando vas por la calle con una sonrisa desentonas, te miran como si eso fuera lo más raro de este mundo, como si fueras gilipollas.
Y los gilipollas son ellos, que han olvidado lo que es sonreír por cualquier bobada para recordar que conseguir ser feliz no es tan difícil. 

Vivimos amargados dentro de nuestra burbuja de estrés, miedo, de ideas estereotipadas y no nos molestamos en mirar más allá, en cambiar, en mejorar y tomarnos las cosas con un poco más de relax, en tener nuestro momento kit kat, pero muchas veces al día.

No nos damos cuenta de que crecemos demasiado deprisa, que la infancia ya no existe más que en nuestros recuerdos  y que la adolescencia  no está, que ahora nos estamos convirtiendo en esos adultos aburridos que solo se preocupan por su futuro incierto sin vivir el maldito presente.

No quiero eso.

Pienso vivir cada día como si aún me quedará algo por descubrir.