Dolor

Si miras atentamente mis brazos, veras unas líneas blancas que en su momento fueron heridas abiertas. Cada una representa un pensamiento que no paraba de atormentarme. Intentaba que el dolor físico callara el dolor de dentro.

Nunca lo conseguí.

Si miras a mi pecho, ahí donde la anatomía dice que está el corazón, no verás nada, pero si te paras a escuchar, no escucharas nada. Y si me partes el pecho en dos para poder mirar más a dentro, sabrás que en mi interior hay un corazón hecho pedazos.


¿Qué latido puede ofrecer algo roto?

Muriendo

Esto empieza a superarme.

Todas mis noches son la noche más larga de mi vida, el frío del invierno se ha colado en mis sueños, y por las mañanas me cuesta fingir que aún tengo valor para seguir.

Mis días pasan rápido, como fotocopias saliendo a toda pastilla.

La gente de mí alrededor intenta arroparme con su calor y yo no paro de tirarme de lleno en el frío del invierno.

A veces me cuesta entenderme.

No te imaginas cómo cuesta engañarse(me) a veces.

Mientras no paro de cortarme con los pedazos de mi corazón, soy incapaz de perder la esperanza en creer que podré frenar la hemorragia de mi interior.

Mi vida se me escurre entre los dedos y no puedo hacer nada por evitarlo.


Y la oscuridad me invade otra vez.

Muros

Hay personas que son realmente fuertes, que aguantan todo lo que las eches encima, muros agrietados contra los que la vida se da una y otra vez.

Otras no lo son para nada, pero aguantan todo igualmente, aunque ellos van rotos por la calles, escombros que se arrastran soñando con ser muros algún día.
                     

Y a veces no sé si soy de los primeros o de los segundos.

Enjaulados

Cuando te enamoras te conviertes en una persona egoísta, casi sin darte cuenta, a veces sin querer. Entras dentro de la vida de la otra persona como un huracán, arrasando todo a tu paso, sin pensar que antes de llegar había una vida sin ti. Y ahora pretendes cambiar todo, incluso a la persona. Esperas que amolde todo a ti, que tú seas su prioridad y que le den al resto de mundo. Intentas aislarte con ella, exprimir vuestro amor entre paredes acorazadas para que no entre nadie más, enjaulados. Eso no es querer. No puedes pretender que por el simple hecho de tener su corazón en tus manos debas apuntarle con un puñal para que baile entorno a ti. No, eso no es amor. Debes de entender que acabas de llegar, que en tus manos sujetas un corazón demasiado frágil, demasiado roto, que te lo ha dado a ti, con la esperanza de que no lo rompas más, sino que lo cures. Así que en vez de querer poseerlo, cuídalo, demuestra que ha elegido bien.