En qué momento

Las olas chocan con las rocas,
lo siento bajo mis pies
sentada al borde del acantilado.

El aire despeina mi pelo,
Y yo no hago más que mirar al cielo
Lleno de nubes negras.

¿Sabes?

Ya no siento el paso de los días,
ni de las horas.
Nada tiene sentido.

¿Me queda algo por lo que luchar?

Comienza a llover,
Pero no solo en mí.

Mis lágrimas se unen a la lluvia,
las fuerzas comienzan a fallarme,
y la esperanza simplemente se va.

Y comienzo a plantearme
de qué me sirve un corazón que late
cuando por mis venas no corre ninguna sangre.

¿Estás ahí?

Dejo que el dolor se expanda
Que cubra cada centímetro de mí.
No tengo por qué ocultarlo más

¿Merecería la pena volver atrás?

Un grito sale de mi garganta,
Me doblo y caigo de rodillas.
La tormenta está sobre mí.

Un vacío sustituye el corazón de mi pecho
El miedo se va a vivir en ese hueco
Y la frustración le hace compañía.

Dios…
¿No decían que después de la tormenta siempre llega la calma?

No pienso esperar más.
Me asomo y no lo pienso.
Que mi cuerpo se convierta en espuma del mar.

Que nadie sepa.

Ojalá pudiera explicar esto, estas ganas de llorar de rabia, esta presión en las sienes que amenazan con hundirme el cráneo.

Ojalá poder explicar este sentimiento de culpabilidad tan estúpido cuando sé que no puedo hacer nada para que ella cambie, y aún así no puedo evitar culparme y acusarme diciéndome que podría haber hecho más.

Ojalá que durante un instante alguien se colara en mí piel para poder sentir por unos segundos el dolor que corre por mis venas como si fuera veneno, pero solo durante un instante, no le deseo a nadie esto.

Ojalá que nadie sepa lo que es odiarse a uno mismo por el mero hecho de no poder perdonarse.

Ojala nadie sepa lo que es estar en mi guerra interior, de ser quién soy o solo quién debo aparentar ser. Y es que de tanto usar la máscara ya no distingo ni mi propio rostro.

Ojalá poder explicar (o explicarme) por qué casi al final del camino me estoy rindiendo cuando he soportado pesos peores. 

No sé, solo quiero que el mundo pare y descansar para poder recuperar el aliento, y que luego siga y poder seguir con él. 

Y si...

Yo mataré monstruos por ti
Dije una noche
Solo tienes que avisar

Pero

Qué harías si...

Hurgase en tus entrañas
Hasta encontrar tú corazón
Y en el tatuara mi nombre
Con el permiso de lo que 
no se nombra

Qué harías si...

Muerdo tu boca
Profano tu cuerpo
Si quemo tu piel

Que harías si...

El monstruo soy yo

¿Me matarías? 

Ideas confrontadas

No creo en ningún hada,
te tocaría una canción
pero ya está inventada.

Rosales que pinchan
quieren abrazarte como enredaderas
donde quieras subirte pero no puedas,
como con miedo, pero  con tormenta,
como a oscuras, pero con dentera.

Mirando tuerta  al ojo de huracán
con la tempestad típica de la marea baja
mientras hay luna llena,
que creciste sin darme cuenta
contándote mis errores y promesas
para ser algún que otro pero.

Ideas confrontadas
más trucadas eran las vidas
disueltas en siluetas.

La razón de porqué lo odio
Y de porqué  me encanta,
eres otra razón distinta,
que viste con pintas 
y me viste con pintas

Roto.

Solo tengo ganas de gritar hasta quedarme sin voz, 

de destrozarme los nudillos contra la pared, 

de llorar abrazando la almohada hasta ahogarme, 

de arrancarme el corazón del pecho y tirarlo a tomar por culo de mi, de ti, del mundo.

Quiero salir a correr en la tormenta, de fusionarme con el agua y que el viento me lleve lejos.

De sentirme libre del dolor y de la angustia.

De no saber quién soy.

De que le follen a mi pasado.


No sé, he terminado de romperme.

¿Que por qué me gustas?

Porque estás loca, loca de psiquiátrico.
Porque estas rota y no quieres repararte
Porque tu mente estas a miles de galaxias de aquí.
Porque tu sangre es 50% droga, 50% alcohol.
Porque nadie es lo que buscas.
Porque no sabes escuchar.
Porque no sabes aconsejar.
Porque te doy igual.
Porque tu vida se resume en una fiesta constante.
Porque nadie te comprende.
Porque cada vez que te veo eres diferente.
Porque tu olor no es de este mundo.
Porque tus abrazos no me los ha dado nadie.
Por como gimes.
Por como besas.
Por como huyes.
Por como mientes.
Porque no tienes ni puta idea de qué coño quieres, literalmente.
Porque sí.
Porque soy idiota.
Porque me van los imposibles.
Porque no duraríamos. 

Sabes...

En mi habitación siguen colgados tus dibujos.
En una caja del armario esta tu pulsera, soy incapaz de usarla.
Dentro del armario esta mi pijama que tú te ponías, ya no huele a ti.
Mi almohada es tu sustituta los sábados noche.
No puedo escuchar nuestra canción.
ni tu grupo favorito
ni la canción que me cantabas
Soy incapaz de ver una película sin quejarme del croma.
Siempre me fijo cuando sale un personaje frente a un espejo.
He intentado leer aquellos libros pero están en la estantería criando polvo.
Soy incapaz de pronunciar la palabra “parabatai”.
Cada vez de hago un gesto o una expresión tuya algo se me rompe por dentro.
No hay ninguna calle que no haya recorrido contigo.
Nunca me había fijado en la cantidad de sitios en el que está escrito tu nombre.
El destino me putea con eso,
Twitter también
No he vuelto a beber vodka, solo cerveza.
Me pongo tu camiseta con la esperanza de encontrarme contigo.

Y mejor paro porque esto duele demasiado. 

No sé

Si me gritas no voy a entenderte mejor.
Si levantas esa mano no conseguirás que gane tu respeto.
Piensa
Las cosas no son siempre lo que tú dices.
Cada mente es un mundo y el tuyo está muy lejos del mío.
Por favor, déjame en paz, no pedí vivir así que no me culpes de tus problemas.
Tu cariño no compensa tus daños.
No te preocupes tanto por las heridas que yo me provoco, preocúpate más por las que tú me provocas.
Siento que te educarán en un mundo en el que enseñaban que lo raro era malo.
No llores.
A veces me das pena.
El alcohol no soluciona nada.
No me sirve que me pidas perdón si repites tus actos.
Sabes que un día dejaré el nido y eso te aterra.

Lo siento, es ley de vida. 

Errores

Error es llamar hija de puta a tu madre
Error es irte con “amigos” que no te cuidan
Error es ir con un desconocido para luego arrepentirte
Error es decir “te odio” a la persona que más quieres
Error es coger esa cuchilla
Error es estudiar lo que no te gusta
Error es decir “te quiero” por la situación
Error es prometer
Error es soñar y no luchar
Error es beber para olvidar
Error es besar sin pensar
Error es drogarte para vivir otra realidad
Error es leer por obligación
Error es vivir por vivir
Error es dejar que se vaya cuando quieres que se quede
Error es irte y esperar que te detengan
Error no es amar, es no cuidar lo que se ama.

La historia de mí día.

La negrura de mi propia tristeza injustificada me hunde en un mar de dolor del que no consigo salir, siendo yo mí único salvavidas solo pienso en hundirme.
Y ahogo mis penas en alcohol dejando huellas de mi llanto por las aceras mientras camino tambaleante hacia mi predicción.
Que no sé si son ganas de morir o de vivir o de morir viviendo, pero este mundo me sabe a poco y no tiene sentido.

Mientras tiro mis recuerdos a cualquier carretera de segunda, me pregunto el por qué sí de aquello y el por qué no de lo otro,
pisoteando todo en el asfalto para mezclarlo con la gravilla, y a ver si así se vuelve negro para no distinguir nada,
porque pensar en el pasado y hurgar en él solo da dolores de cabeza.
Y me tiro a la cuneta agarrando los restos de mi corazón, pequeños trozos afilados de tanto romperlo.

Me corto y no lo siento.

Mi sangre se mezcla con el resto de mis lágrimas y me quedo tirada en la cuneta, con la intención de dormir, deseando que llegue mañana para hundirme de nuevo en un vaso y volver a esparcir mis recuerdos en el asfalto, porque aun hay mucho que pisar, porque aun hay muchas preguntas que pintar de negro.

Porque aun no me quiero lo suficiente para vivir sin la cobardía de la muerte.

Sin sentido.

Ya estamos otra vez...
Intento escribir pensando en ti y a mi cerebro le da un cortocircuito, mi pulso se acelera y las palabras echan a correr como si no hubiera mañana.

Me tienes harta, ¿me oyes?

Que no puedo seguir soportando el peso de tu mirada, que
 tu risa desenfrenada me ametralla la cabeza.

No, que no puedo contigo.

Que por mí, como si desapareces y no vuelves.

Madre mía, pero que fácil es mentir, decir cosas que no se sienten para ver si el corazón se calma.

O se calla.
Lo que venga antes.

Pues eso, que me dueles, porque estás ahí, tan inalcanzable como la luna y yo soñando con aterrizarte.

Ya, no me entiendes.

Normal, yo tampoco.

Pensar en ti es perderme completamente y hace tiempo que no me encuentro.
No sé si echarte las culpa o echármelas pero Houston tenemos un problema, porque te quiero y no sé explicarme por qué.

Y dió igual

-¿En la mejilla, en serio?

Y la bese antes de que pudiera decir nada más.
Había miles de motivos por los cuales no debería haberla besado, pero en verdad solo pensaba “y después ¿qué?” 
 
Lo más divertido es que no es una chica que quiera una historia de amor de película, no cree en los para siempre ni en finales felices. No la gusta las rosas rojas por San Valentín, las prefiere negras y en cualquier otro momento. No es de pasar el sábado noche con peli y manta, prefiere cerveza en bares oscuros con música que grita. Tampoco la va el rollo de hacer el amor a la luz de las velas, la va más  el sexo duro contra la pared. Y nada de música pastelosa y romanticona, mejor melodías tristes con voz rota. No te flipes creyendo que te prometerá la luna, y da las gracias al cielo si consigues que te diga te quiero. No perderá el culo por ti, ni pretende que tú lo pierdas por ella. La sinceridad por delante y tus gustos por bandera. No intentes ser quién no eres con ella ni pretendas que ella deje de ser quien es por ti. No, no te tratará de puta madre porque no tiene ni puta idea de cómo tratar, pero te juro que se esfuerza. No es de las que sale corriendo si te pasa algo, pero estará ahí para ti si se lo pides. Incluso a veces si no se lo pides. 
Es de sorpresas sin avisar, tanto buenas como malas. Chica depresiva de llantos nocturnos y sonrisas de día. Que no, que no es lo mejor del mundo, y bueno, yo tampoco soy lo mejor. Pero, ¿sabes qué? Cuando su mano tiró de mi camiseta y sus labios se apretaron con los míos con una sonrisa, todo, absolutamente todo, dio igual.