Polvo.

Es curioso porque no me duele, es simplemente un zumbido lejano molesto. Y no sé si debería preocuparme. Quizá de tanto apostar y perder en eso del amor, ya no duele cada vez pierdo. 

La costumbre.

No te echo de menos, pero muchas veces me sorprendo pensando en ti, en qué estarás haciendo, en si te irá bien o si estarás bien. Sé que no lo estas, pero deseo qué pronto lo estés, que te perdones, yo ya lo he hecho. 
Pienso en ti como algo lejano, lo cual es estúpido porque tan solo hace una semana que todo termino, al menos para el resto del mundo. Tú y yo sabemos que todo acabo mucho antes de que ninguna dijera nada, sin darnos cuenta. Quizá por eso al pensarte te veo tan lejos, quizá por eso no me dueles tanto como deberías. O quizá soy yo, y el polvo que me queda por corazón, que ya no funcionamos como deberíamos. 
No lo sé, pero a veces imagino que te abrazo y que esa calma única e irrepetible vuelve a mí, aunque sea por un segundo.
¿Sabes? Tu te quiero continua debajo de mi mesa, por algún extraño motivo me reconforta saber que sigue ahí, es la única prueba tangible que tengo de que ese sentimiento existió, y no quiero olvidarlo. Nunca he sentido un amor más puro y sincero que el tuyo, y ojala algún día lo encuentres para ti, lo mereces. Y ojala algún día yo pueda comprarme un corazón, porque el hueco que ha dejado tu ausencia no va a poder llenarse con nadie, porque todos estamos rotos y para llenarme con ruinas ajenas me quedo con mis restos hechos polvo. 

Aun te quiero con cada granito de arena de mi corazón.

12.

No has sido mi único pensamiento, a lo largo de los días mi corazón ha sido un punto de paso para muchas personas, cada una ha dejado su marca antes de irse, borrando poco a poco la tuya. 

La herida con tu nombre no es más que una lejana huella con muchos arañazos encima.

A lo largo de estos días he besado muchos labios, he fingido que todos esos abrazos y caricias me llenaban tanto como los hacías tú. Lo necesitaba, necesitaba decirme que puedo vivir sin ti, que no te no necesito, que no eras tan especial como parecias. Que podría encontrar lo mismo en cualquier lugar de la ciudad.

Todo mentiras

Pero algo ha cambiado, anoche salí con la idea de siempre: llenar mi corazón de basura par borrar tu aroma. Y sin quererlo me encontré con una rosa sin espinas. Me trasmitía tanta paz y calma, que durante unos instantes mi marchito corazón la confundió contigo. Y se dejo llevar.

Mis sabanas
Mi ropa
Y yo
Aun olemos a ella. 
Me ha llenado de tal manera que ahora que ya no está, me ha dejado el doble de vacío en mí del que dejaste tú.

Ahora no tengo el corazón simplemente roto, sino también dividido en dos.

8.

Hoy he vuelto a leer el mensaje que me escribiste en año nuevo, recuerdo perfectamente ese día, mi sonrisa al mirar el móvil, las ganas de comerte a besos… y lo que daría ahora por volver a ese momento.
Hoy he vuelto a perderme en cada palabra, y no sé qué echo más de menos, si lo que sentía por ti en ese momento, o lo que sentías por mí en ese momento. El tiempo ha pasado para las dos, pero me hubiera gustado que todo hubiese seguido por esa línea. En cambio estoy tumbada mirando al techo sin dejar de pensar en ti, acojonada por no saber cómo reaccionar cuando llegue el momento en el qué mi móvil vibre con tú decisión. Debería estar pensando en qué quiero yo sea cual sea lo que quieras tú, pero mis pensamientos se han quedado atascados desde el aquel fatídico domingo, y no hay nada que los haga reaccionar.
A veces me sorprendo pensando en ti, en las ganas de besarte, de volver entre mis sabanas y repetir una y otra vez la suerte de saltar por el precipicio de tus caderas. También me sorprendo al no echarlo de menos, es más una necesidad que a veces me invade sin avisar, pero que luego desaparece al recodar que hace mucho que no estás aquí, mucho antes de que decidieras irte.
No sé, no tengo claro que pasa contigo, conmigo, pero sé que no estoy preparada para afrontarlo. Entraste en mí pisando fuerte, creando calma y espantando miedos. Ahora solo queda un vacío y acompañado por el polvo que queda de las ruinas de mi corazón. Las pesadillas han vuelto y me dan más miedo que nunca.

Te quiero, no sé si seré capad de volver a decírtelo, pero no quiero que lo olvides. A pesar de todo has sido el mejor laberinto en el que me he perdido nunca, y a pesar de no haber podido descifrarte, me siendo afortunada de haber podido intentado. Me hubiera gustado haber crecido más contigo, haber podido descubrir más, descubrite más. 
Cuidate, cuida de los restos de mí que quiero guardar en ti, al fin y al cabo, no sé me ocurre un lugar más seguro que un laberinto como tú.